28 de noviembre de 2011

Bioenergía: agronomía, tecnología, sustentabilidad económica y ambiental

La reciente búsqueda de fuentes energéticas alternativas, ha promovido fundamentalmente los biocombustibles para el transporte (biodiesel y bioetanol). 

No obstante, diversas restricciones medioambientales, energéticas, económicas y sociales relativas a la aplicación en escala real, han derivado en un intenso debate de la comunidad científica internacional que modulará el crecimiento de los cultivos productores de materias primas y los criterios de sostenibilidad existentes en todo el mundo. Los países desarrollados esperan un fuerte crecimiento de los biocombustibles hacia 2030 que modificará la agricultura, economía y el medio ambiental de muchos países en desarrollo donde aún los criterios de sostenibilidad tienen escasa aplicación. Se espera que las normativas de sustentabilidad de países desarrollados limiten muchas opciones hasta ahora consideradas viables y promuevan plantaciones energéticas de distinto tipo y para distinto tipo de biocombustibles. Entre los mismos se encuentran además de los biocombustibles de primera generación, conocidos por muchos (biodiesel y bioetanol fundamentalmente) muchas otras opciones como la biomasa sólida lignocelulósica (leñosa o herbácea) tanto residual como de cultivos realizados en plantaciones. Así mismo existen pre-tratamientos para la biomasa sólida (astillado, moliendas, peletizado, torrefacción, etc) y existen diversas tecnologías como la combustión directa de la biomasa (tanto para generación de electricidad o de calor, como en cogeneración de ambas cosas simultáneas) y otras menos desarrollados y conocidas pero con gran aplicabilidad como ser el biogás (con aplicaciones directas o incluso en la generación de electricidad y calor), las hidrólisis enzimáticas para obtención de biocombustibles de segunda generación y otras tecnologías más recientes aún.


Los cultivos energéticos están siendo desarrollados por tanto con la idea de poder ofrecer muchas alternativas como estas, y las tendencias mundiales llevan a promover mayormente los cultivos perennes por su menor impacto en la biodiversidad, cambios indirectos en el uso de la tierra, mayor balance energético y menores emisiones de gases de efecto invernadero. Contrario a las expectativas, las aplicaciones tecnológicas que usan biomasa sólida crecen fuertemente mientras los cultivos productores de biodiesel y bioetanol son cuestionados progresivamente, aunque este tipo de conclusiones han sido fundamentalmente basadas en la experiencia en Europa. Se deben dar herramientas para poder juzgar los biocombustibles de mayores ventajas para cada región.


La biomasa sólida residual (o de cultivos energéticos) de tipo herbácea o leñosa, frecuentemente pre-tratada es utilizada para calderas domésticas de alta eficiencia para calefacción y agua caliente (tanto urbanas como rurales), generación eléctrica en plantas de combustión, biogás usando en general mezclas de biomasa y residuos, y gasificación para generación eléctrica descentralizada; todas alternativas cada vez más viables comercialmente y con un gran potencial en países en desarrollo con beneficios ambientales y generando empleo rural donde alternativas tradicionales poseen baja competitividad. Así mismo, se espera que en un plazo de aproximadamente 10 años (previsión moderada y hasta escéptica), existan suficientes conocimientos para la promoción de plantas industriales para la generación de biolíquidos a partir de madera o biomasas lignocelulósicas.


En cuanto a los cultivos como la caña y el piñón o la higuerilla, se están viendo grandes desarrollos en el campo agronómico y de los biocombustibles producidos, pero hasta el momento hay diversas limitaciones que deben ser superadas para que su desarrollo llegue a las escalas comerciales adecuadas en un marco de sustentabilidad ambiental y desarrollo económico en las zonas de producción. Se requiere determinar los puntos de mayor limitación o “cuellos de botella”. En los países tropicales la biomasa, como los recursos naturales en general, está viendo un proceso de valorización creciente y han comenzado a darse pasos institucionales importantes en la promoción del estudio e investigación de los biocombustibles los cuales requieren ser discutidos en foros científicos y técnicos locales. En particular, el enorme potencial agroenergético en las regiones tropicales y subtropicales, así como el escaso tratamiento y uso de la biomasa residual determinará un crecimiento sin precedente de la agroenergética en los próximos años que afectará tanto el desarrollo rural como las economías regionales de muchos países. Por tanto es imprescindible la formación de profesionales acerca del estado actual de las tecnologías vigentes así como conocer las metodologías para la estimación de la biomasa. Por otro lado, es necesario conocer los métodos para evaluar los impactos ambientales de la utilización de estos recursos cuando se usan con fines energéticos; se darán a conocer métodos de estimación de impacto ambiental de los biocombustibles, de manera de poder ser capaces de analizarlos, y juzgar su eficiencia y sostenibilidad.


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