Pema Gyamtho, Ministro de Agricultura y Medio Ambiente de Bután, anunció un plan ambicioso para hacer la producción de alimento 100% orgánica antes de 2020. En un país donde el 79% de la población se dedica a la agricultura, junto con las elevadas aspiraciones espirituales de la gente, ir hacia lo orgánico parece una tarea fácil. Pero los desafíos ya están a la vista.
“Es inspirador y alienta el debate. Será interesante ver durante el año que viene si pueden seguir haciéndolo, ¿fue un desafío o fue una transición fácil?”, comentó Danielle Nierenberg del Worldwatch Institute, directora del programa Nutriendo el Planeta, en una entrevista online.
En Bután, un pequeño reino himalayo hereditario situado entre India y China, la agricultura es básicamente un negocio de auto sustento. Un estudio en 2006 descubrió que más del 85% del arroz producido en el país se consume en casa.
El comercio activo implica principalmente manzanas, mandarinas, patatas y raíz de jengibre. Aún así, el arroz rojo de Bután ha establecido un ejemplo de rentabilidad. Muchos cultivadores de arroz en zonas de alta latitud producen arroz rojo para exportar a los mercados en los Estados Unidos y Europa, donde unas cien toneladas de arroz molido son exportadas anualmente, según el Ministro de Agricultura.
Nierenberg dijo que si bien la decisión de ir hacia la agricultura orgánica beneficiará principalmente a los ciudadanos del país, también puede servir como un buen ejemplo para otras regiones y países que no tienen grandes poblaciones pero tienen una buena cantidad de tierra cultivable.
“Pueden aprender de Bután cómo hacerlo”, añadió.La idea de dirigirse hacia lo orgánico vino primero en 2002 como parte de un marco nacional para la agricultura ecológica en Bután, pero el plan lo formuló el Ministro de Agricultura en 2008. La política tiene el objetivo de promover la agricultura orgánica como una manera de vivir entre los agricultores butaneses y elevar su nivel de vida.
La agricultura en Bután ya es casi orgánica, puesto que no se utilizan pesticidas ni fertilizantes. Aún así, hay desafíos, como la falta de conciencia y entendimiento de la producción orgánica entre los agricultores, legisladores y consumidores. En Bután, la agricultura orgánica a menudo es confundida con la agricultura tradicional y se ve como algo retrógrado, mientras que la agricultura moderna se relaciona con las tecnologías verdes.